Seguramente la ha visto muchas veces al pasar por la Avenida Ponce de León en Miramar en dirección a San Juan. Se trata de una pequeña y hermosa estructura de más de 100 años, la cual llama la atención de locales y visitantes por las cuatro gárgolas de piedra que coronan la torre del campanario y le imparten un aire de misterio y elegancia a esta joya, que por su arquitectura única y su naturaleza histórica, fue incluida en el “U.S, National Record for Historic Places”, el 25 de septiembre de 1984.
Es la capilla de Nuestra Señora de Lourdes en Miramar, la cual se encuentra en estado de deterioro y requiere de una restauración completa para asegurar su permanencia como parte del patrimonio edificado de todo los puertorriqueños.
Ante su precario estado, el monseñor Emilio Cummings, párroco del Perpetuo Socorro, junto al Consejo Parroquial de Miramar, presidido por el licenciado ArmandoA. Valdés, se han propuesto realizar la primera restauración completa de la Capilla Nuestra Señora de Lourdes para lo que cuentan con la experiencia del arquitecto Víctor M. Villegas, AIA, para realizar los trabajos. Obra que se calcula podría requerir la inversión de un millón de dólares.
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Un poco de historia
La capilla de Nuestra Señora de Lourdes es uno de los más bellos edificios y de mayor valor arquitectónico dentro de lo que se conoce como el Distrito Histórico de Miramar. Diseñada en 1907, por el renombrado arquitecto checo Antonin Nechodoma, esta hermosa capilla fue utilizada en sus inicios por la Iglesia Metodista Episcopal, que abrió sus puertas al público en 1908, convirtiéndose en toda una sensación para su época.
En 1900, la congregación de la Iglesia Metodista Episcopal se había quedado sin espacio en sus instalaciones originales en el Viejo San Juan. Por tal motivo, optó por ocupar un lote en la esquina de la Avenida Miramar con la Avenida Ponce de León en Miramar, en esos días un suburbio codiciado por la clase adinerada de la época que deseaba mudarse de las entonces congestionadas calles de la antigua ciudad.
Fue entonces, que los miembros de la Iglesia Episcopal contrataron los servicios del arquitecto Nechodoma, admirador de los trabajos de su homólogo estadounidense Frank Lloyd Wright, quien decidió optar por el estilo neo-gótico inglés, en lugar de seguir el estilo Chicago o Padrera tan conocido de Wright y que Nechodoma utilizó en tantos otros de sus proyectos en Puerto Rico. Se cree, que para el diseño de la iglesia, Nechodoma fue influenciado por una iglesia episcopal ubicada en la calle North Market en Jacksonville, Florida, y que fue construida en esa ciudad en 1904 cerca de su oficina.
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Según información publicada en la página electrónica de Union Church, “ambas iglesias, tanto aquí como en Jacksonville, cuentan con una torre con protuberantes gárgolas, una cruz celta, vitrales, un techo cubierto de tejas, una fachada de concreto que simulaba bloques y pisos de mosaicos bajo un techo de madera. Aunque el origen de sus vitrales es desconocido, se piensa que pudieron ser obra de los talleres de John La Farge o Tiffany, en Nueva York. De todas maneras, la joya arquitectónica de la Iglesia Protestante constituyó una sensación en el momento y costó $17,000”.
Más tarde, la capilla fue ocupada por lo que vino a llamarse “Union Church”, y posteriormente, el 17 de febrero de 1959, pasó a la Iglesia Católica, Arquidiócesis de San Juan, mediante un generoso donativo que hiciera un matrimonio compuesto por los esposos Pedro Santiago y Catalina Mejía de Santiago, quienes la habían comprado por $70,000, para dichos propósitos. Fue a partir de entonces, que la capilla adquirió el nombre de Nuestra Señora de Lourdes, que hoy mantiene.
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Según el arquitecto Víctor Villegas, poder trabajar en el proyecto es un todo un privilegio, ya que además de “estar especializado en restauración, llevó viviendo en Miramar 33 años”.
Según Villegas, la Capilla de Lourdes es “una pieza icónica de la zona, que queremos cuidar y llevar a su magnificencia. Aquí son muchas las cosas que hay que hacer, pero lo más apremiante es sustituir el techo que está lleno de comején y tiene serios problemas de filtración. Todo comenzó cuando se empezaron a caer las lámparas originales. Entonces, el sacerdote me pidió que verificara, cuando comenzamos a ver, nos dimos cuenta que toda la estructura está invadida por el comején”.
Asegura Villegas que como parte de su investigación para el proyecto, la cual ha durado más de un año, se descubrió que “la capilla sufrió en el pasado de varias intervenciones, y aunque no se añadió nada estructural, sí incluyeron la restauración de los vitrales y los maderámenes, así como la eliminación de dos ventanas, una a cada lado del altar. También en su momento se quitaron las tejas originales, que contenían asbestos, y se colocó el techo actual. Al cambiar de materiales, se seleccionaron unos menos resistentes al impacto del agua, y eso ha hecho que todo se deteriorara más rápido”.
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“Llevamos un año investigando y creando los documentos para la iniciar la restauración. En este momento estamos en el paso de salir a buscar propuestas de contratistas”, dijo Villegas, quien ha contado con la colaboración de otros arquitectos para el proyecto, el cual conllevará la limpieza y cambio de los maderámenes de los vitrales, la sustitución de todo el techo siguiendo su estilo original y optando por una madera más clara que la actual, que está pintada de un color sumamente oscuro.
De igual modo, la restauración promueve reabrir las dos ventanas que quedan a ambos lados del altar y que en algún momento fueron tapadas. “Esto conllevará tratar de conseguir los cristales iguales a los originales para rehacer los vitrales que estaban allí. Igualmente, hemos descubierto que el vitral que está sobre el altar no es original, ya que se hizo posteriormente, porque está dedicado a la Virgen de Lourdes. En los planos de Nechodoma, en su lugar había una celosía horizontal, que servía para la salida del aire caliente, ya que la iglesia funcionaba con las ventanas abiertas”, aseguró el arquitecto, quien añadió que el proyecto contempla que la capilla tenga acondicionador de aire, “pero se eliminaran las consolas actuales, que son muy visibles, y se sustituirán por una unidad que se colocará encima del techo y que tirara el aire de una manera muy disimulada”.
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El sistema eléctrico también tendrá que ser sustituido respetando en todo momento la integridad del edificio, con el fin de mejorar la iluminación exterior e interior, la cual presupone la reposición de las lámparas originales, que se removieron a causa de la precaria condición del techo.
Asegura Villegas que la capilla original no tenía la verja de rejas que viste en la actualidad el exterior. Sin embargo, por razones de seguridad, se estará instalando una más a tono con la época. “No serán una verja que imite una reja que no existió, sino que vamos hacer unas rejas modernas, que se integren a las estructura. De igual modo, se mejorará el jardín para que la gente lo pueda usar como un espacio para la reflexión”.
Por su parte, el Lcdo. Armando A. Valdés, presidente del Consejo Parroquial de Perpetuo, habló de su gran interés de que el proyecto de restauración se pueda llevar a cabo con éxito, debido a que “la Capilla de Nuestra Señora de Lourdes es un referente para toda la comunidad de Miramar y Puerto Rico, como un punto de encuentro importante. Además, es parte de la historia de la zona y del desarrollo urbano de San Juan, así como también de la historia de la religión en Puerto Rico, ya que aquí se unieron dos congregaciones protestantes distintas que luego se mudaron a Punta Las Marías, para más tarde convertirse en una capilla católica”.
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“Entiendo que la preservación del patrimonio edificado es importantísimo. En Puerto Rico, a menudo dejamos el mantenimiento de una estructura para el momento en que ya está bien deteriorada, no solo resulta más cotoso, sino que a veces hay cosas que no se puedan salvar. Aquí queremos devolverle a la capilla todo su esplendor, y asegurarnos un programa de mantenimiento para que no vuelva a pasar”, dijo Valdés.
Agregó, que el proyecto que podría tener un costo de $1 millón, es uno realizable. “En este momento estamos tocando puertas a fundaciones, a la oficina de donativos legislativos, y a la empresa privada para que nos ayuden económicamente con el proyecto. Por supuesto, el apoyo de la comunidad mediante donativo es fundamental. Una vez tengamos los recaudos, esperamos iniciar las obras, que en aproximadamente 18 meses le podrán devolver el lustre original a la capilla de Nuestra Señora de la Lourdes”, concluyó.
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Para donaciones
Se estima que serán necesarios $1 millón para poder llevar a cabo una restauración completa de este excelente y valioso ejemplo del estilo neogótico en la Isla. Monumento histórico que simboliza el carácter de la comunidad de Miramar, en San Juan.
Si quiere contribuir a la restauración de la Capilla de Lourdes, puede enviar su cheque a la cuenta No. 030-023327, del Banco Popular.
También puede comunicarse al 787-721-1015 o llamar directamente al Lcdo. Armando Valdés al 787-436-7671. Para información, visite www.capilladelourdes.org o envíe un correo electrónico a donaciones@capilladelourdes.org.
Por: Ileana López/ Especial para Construcción