Por: Ileana López Avilés/ Especial para Construcción
Crear una vivienda verde de interés social en la que se puedan incorporar dos conceptos fundamentales de la arquitectura sostenible -la supervivencia pasiva y la transformabilidad pasiva- y que a la vez cuente con un precio asequible al bolsillo del consumidor puertorriqueño de hoy fue una meta en la cual trabajó con dedicación por varios años el arquitecto Fernando Abruña, AIA, autor de múltiples proyectos verdes así como de varios libros sobre el tema de sostenibilidad.
De este esfuerzo, en el que también colaboraron los arquitectos Margaret Musgrave e Iván Rodríguez, el delineante Marcelino López y el socio en construcción ingeniero Peter Palos, nació el proyecto conocido como “EcoHab”, constituido por dos viviendas verdes ubicadas en lo que antes fue un predio abandonado en la urbanización Los Maestros, en Hato Rey.
“Quería construir una estructura de vivienda básica y compacta a un precio razonable, donde además de explorar el tema de la sostenibilidad, fuera económicamente viable, estética y eficiente en términos de la solución arquitectónica”, explicó Abruña, quien tras varios intentos dio con la solución que produjo dos modelos de vivienda sostenible de interés social: “Rectángulo Tropical” (con un volumen sencillo de 25 x 36 p/c) y “Línea Tropical” (de 13.5 x 67’ p/c).
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Utilizar la ventilación cruzada y la luz natural eran, por supuesto, dos elementos de diseño prácticamente dados, pero lo ideal era que pese a la pequeñez de las estructuras, las personas que las habitarán pudieran disfrutar de un espacio abierto y agradable. De ahí nació la idea de añadir patios interiores, según Abruña, fundamentales en el trópico, que ofrecieran al mismo tiempo un elemento de modernidad a la estructura, que cuenta con una envoltura térmicamente eficiente que hace la misma muy fresca.
Además de tener un sistema fotovoltaico sumamente eficiente y sistema de cosecha de agua de lluvia con capacidad para almacenar hasta 29,000 galones para uso de inodoros y faenas de limpieza, “EcoHab” también cuenta con ventanas tipo “Bright Shade Eco”, con quiebra sol integrado, diseñadas por el propio arquitecto y recientemente patentizadas. De igual modo, al diseño se incorporó pintura con baja cantidad de compuestos volátiles orgánicos, para mitigar el daño a la capa de ozono y fue provisto por un sistema que permite el rehúso de aguas grises.
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La terminación de piso en hormigón desbastado fue también un nuevo elemento. Explicó, que “el mismo consta en lijar un 1/3 de pulgada de la superficie de hormigón para dejar expuesta la piedra y el agregado, quedando el producto final como si fuera un terrazo integral, el cual es sumamente económico. Además, es un material que consume muy poca energía y se hace en Puerto Rico, aportando a la sostenibilidad”.
Según el padre de la arquitectura verde en la Isla, un aspecto importante del proyecto era poder ir más allá de simplemente responder a una regla vital: la cual señala que un edificio bien diseñado debe tener una eficiencia edilicia de 70%, en “EcoHab” se logró que este por ciento fuera mucho mayor llegando al 89% del espacio.
Según Abruña, lo que resultó ser lo más difícil del proyecto fue “diseñar una estructura que nos permitiera transformar la vivienda durante el transcurso de su vida según va cambiando la composición familiar. Un plano con un piso permanente no era la solución, así que en una usamos estrategias sencillas como closets que separan habitaciones, sin la necesidad de demoler o construir para cambiar los espacios y, en la otra, se colocaron persianas para brindar privacidad entre las habitaciones que al abrirse tienen acceso al patio interior”.
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El precio de “EcoHab” incluyendo la compra del solar, la construcción de la vivienda sostenible con todos sus elementos, su envoltura térmica, lámparas, abanicos y el equipo de la cocina, es de $138,000 en el modelo “Rectángulo Tropical” y de $130,000 en “Línea Tropical”. Ambas cuentan con tres habitaciones dormitorios y un baño.
Según Abruña, en el proceso de diseño y construcción de “EcoHab” se percató de la enorme falta de conocimiento e información que existe en el país –a todos los niveles y esferas- que están relacionados con la industria de la vivienda. “Fue cuesta arriba convencer a banqueros, realtors, tasadores, agencias y entidades de gobierno de lo que es una vivienda sustentable”.
“Hay que educar a todos los componentes de la industria para que puedan aquilatar las viviendas sostenibles, sobre todo a realtors y tasadores”, dijo Abruña, quien informó que “EcoHab” es la única vivienda de interés social Energy Star en el Caribe.
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“EcoHab” se dejó claro que una vivienda sostenible de interés social es posible, y va mucho más allá de la mera incorporación de paneles solares, sostuvo el arquitecto Abruña, quien dijo a Construcción que actualmente está trabajando con dos estructuras similares, de dos habitaciones, para el Fideicomiso de la Tierra del Caño Martín Peña.
Su deseo en un futuro es poder llegar a poder crear vivienda sostenible que sea aún más económica, cuyo precio esté cerca de los $60,000, lo que señaló es posible pero requeriría una revisión de los códigos de construcción.
Para información, escriba a abrumus@gmail.com