Por Nelson Gabriel Berríos / Especial para Construcción
Hay que revitalizar la industria de la construcción como parte de un impulso a la economía de la Isla y el Colegio de Ingenieros y Agrimensores de Puerto Rico (CIAPR) se propone contribuir activamente en esa misión.
“Nosotros en el Colegio estamos en la mejor disposición de poder crear unas comisiones, unos grupos, para ser aliados del gobierno y buscar alternativas reales para poder juntos atender problemas de Puerto Rico y poder atraer esa inversión del sector privado externa e interna que necesita el país”, planteó el nuevo presidente del CIAPR, Edgar I. Rodríguez Pérez, en una entrevista con Construcción de El Nuevo Día.
Entre las comisiones que está creando se evaluarán problemas recurrentes como inundaciones urbanas (“aquí caen cuatro gotas y hay caos”, comenta), derrumbes (como el reciente en Villa España), la crisis energética y las opciones de energía renovable, la disposición de desperdicios sólidos (con el agravante de la disposición de gomas usadas) y el transporte colectivo.
“No vamos a quedarnos sentados esperando que el gobierno nos consulte. Nosotros como Colegio damos el paso adelante, estamos a la vanguardia y diremos: hicimos este análisis y aquí están las recomendaciones”, manifiesta con determinación el líder de los ingenieros, de 45 años y egresado del Recinto Universitario de Mayagüez de la Universidad de Puerto Rico. Espera que las comisiones entreguen sus estudios cerca del verano del próximo año, aunque el de energía debe estar mucho antes, pues ya había comenzado hace unos meses.
El peligro de construcciones ilegales
Asimismo, Rodríguez Pérez asumirá la defensa de la profesión de sus colegiados, destacando su rol vital en proyectos de construcción para que se sigan los requisitos de ley y se eviten los problemas de seguridad en viviendas cuando no se les consulta.
“Hay mucha construcción ilegal, más del 40% de la vivienda en Puerto Rico no ha tenido el beneficio de contar con una opinión experta que pueda asesorar en el proyecto de construcción y terminan haciéndolas chiveros”, comenta Rodríguez Pérez, quien está preocupado porque se siguen encareciendo los costos de construcción, por ejemplo, con la nueva aplicación del Impuesto de Ventas y Uso (IVU) en servicios Business to Business.
“Pagar a un ingeniero por proyectos de construcción es también un problema de seguridad pública. Ese es el punto: la seguridad. Mientras más encarecen los costos de construcción de Juan del Pueblo para construir su vivienda, entonces él contrata a ‘Pepe Ponebloques’ para construir su casita”, comenta Rodríguez Pérez, al recalcar que a la larga lo barato sale caro.
Sobre el reciente derrumbe de los mogotes de Villa España opinó que probablemente nunca se debieron otorgar los permisos de construcción de ciertas casas tan cerca a una montaña de tierra caliza. Al preguntarle cuál es la lección de este derrumbe en Villa España, concluyó: “Que tenemos que respetar la naturaleza porque si no, la Madre Naturaleza nos reclama y pasa factura”.
Impulso a la economía
Para volver a estimular la industria de la construcción en la Isla, Rodríguez Pérez entiende que “tenemos que buscar alternativas de inversión de capital extranjero. Hay modelos que podemos ver de países que han podido salir adelante a pesar de la crisis económica mundial. Por ejemplo, Brasil es un ejemplo donde ha habido una inyección de capital de diferentes países y ha repuntado enormemente. Nosotros tenemos que buscar la manera de emular ese modelo y criollizarlo”.
Igualmente habría que trabajar internamente con áreas como el de los permisos que entiende, que por su complejidad y lentitud, desaliente a posibles inversionistas. “No podemos tapar el cielo con la manos. Seguimos teniendo problemas con los permisos y el otro punto son los costos energéticos, que son horribles”, comenta. “Hacer negocios en Puerto Rico es carísimo. Y ahora el agua que se suma, con el impuesto para costear el cumplimiento de regulaciones ambientales. Tenemos que trabajar con eso a nivel de gobierno”.
Esta situación de los onerosos costos de producción es lo que también impide el desarrollo de más empresarios locales, planteó quien se ha reunido con líderes de otras entidades como la Asociación de Industriales y la Cámara de Comercio en comités multisectoriales buscando opciones para la economía local. “Muchos empresarios están dispuestos a echar este país adelante pero tenemos que trabajar con los costos, porque obviamente el hacer negocios se encarece y la realidad es que es bien difícil”.
Respecto a uno de los costos mayores, el de la tarifa eléctrica, indicó que próximamente se divulgarán los resultados de la comisión del CIAPR sobre este tema, que incluye las opciones de energía alterna. En su opinión, con las diferentes alternativas energéticas “no podemos ser pasionales. Aquí tenemos que abrir la mente y el entendimiento y evaluarlo todo. Ya sea la energía eólica, ya sea la de placas solares, ya sea la nuclear… Aquí la gente tiembla cuando le hablan de energía producida por plantas nucleares pero es una realidad y la tecnología ha avanzado muchísimo”, opinó. Aún así, cree que de las opciones de energía alterna la más viable es la de energía solar.
El éxodo de ingenieros
La crisis económica de la que habla Rodríguez Pérez ha afectado a los ingenieros boricuas. Una de las señales es el desempleo entre ingenieros y agrimensores jóvenes. Y la otra es el marcado éxodo de profesionales miembros del Colegio.
“En los últimos cinco años hemos perdido entre 500 a 600 ingenieros miembros del Colegio. Nuestra matrícula ahora está en 11,500. Es una cantidad significativa la que se va y eso es de ingenieros colegiados. El éxodo puede ser aún mayor porque hay compañías que reclutan desde las mismas universidades y se pueden ir ingenieros graduados que nunca llegaron a ser parte del Colegio, antes de pasar la reválida”, comentó el presidente del CIAPR.
¿Cuál es el impacto de esto? “Parte del problema que veo en esto es que el gobierno invierte en la preparación universitaria de estos jóvenes, que es un costo altísimo, no es el costo que pagan los estudiantes. Nosotros como gobierno estamos haciendo una inversión que luego la perdemos, beneficia a otros países pero no se ve aquí. Ellos son un recurso extraordinario que perdemos”, indicó Rodríguez Pérez.
Planteó que una opción podría ser legislar y coordinar con las universidades algunos programas para requerir que el profesional que estudie aquí, tal vez contribuyendo a sus estudios graduados, deba dedicarle una cantidad de años de trabajo al país. El gobierno tendría que gestionar para ello las plazas que necesitarían estos jóvenes ingenieros para evitar que terminen yéndose por no tener trabajo.
Rodríguez Pérez finalmente expresó que confía en que aún podemos buscar otros mecanismos y otras alternativas para salir del actual estancamiento económico del país. Desde el CIAPR se comprometió a hacer su parte, al concluir que “este es un colegio profesional que tiene un presidente de puertas abiertas, para servir a sus colegiados y para servir al pueblo”.